Estimada Luz María Guajardo:

Sinceramente no sé quién esté leyendo esto, no sé ni tu edad, ni tu apariencia, venga, ni siquiera sé cómo te sientes emocionalmente al recibir esta carta; aún sin conocer absolutamente nada de ti digo libremente y con el corazón en la mano que te quiero. Yo se que puede sonar absurdo creer que alguien que no te conoce del todo te quiera pero realmente lo hago. Esto es lo que sí puedo saber de ti, sé que has vivido muchos años, que has reído, has llorado… espero de todo corazón que hayas amado y que te hayan amado con la misma intensidad. Si estás leyendo mi carta seguro necesitaban recordarte lo mucho que vales, no sé quien tendrá la suerte de leer esto pero espero que si te tocó lo que voy a decir a continuación te ayude por lo que sea que estés pasando.

Primero necesito que sepas que eres una persona amada, yo no te conozco y ya siento que te amo. Y así pasa con Dios, no lo conoces directa y personalmente, pero él a ti sí, y tan segura estoy de que te ama que aquí estás, con vida porque así te necesitamos, así te necesita el mundo, con vida y alegría. Yo sé por experiencia propia que no todos los días son buenos y que nos podemos encontrar abatidos por las desgracias que puedan surgir pero estoy 100% segura de que si ya has llegado hasta aquí, hasta esta etapa de tu vida es porque has salido adelante, sigue así, cada vez que algo te frene recuerda que ya has llegado hasta aquí, ya eres prácticamente imparable y capaz. Nunca dudes de lo querida que eres ni de lo mucho que vales, por favor. Y eso tal vez ya lo sabes pero nunca está demás que nos recuerden lo valiosos que somos.

Me despido con un abrazo y un beso y espero sinceramente haber alegrado aun que sea un poco tu día.

Con cariño,
Ivana